La Historia de Maspalomas

En el siglo XV, con el término “Maspalomas” se hacía referencia a una mayor extensión que la que hoy se conoce con dicho nombre. La franja costera llamada antiguamente las “Calmas de Maspalomas” se extendía desde el Castillo del Romeral hasta el “puntón” de Santa Agueda, sin incluir la bahía del mismo nombre (Arguineguín). Con el tiempo, el nombre se centró geográficamente en el extremo sur de la isla de Gran Canaria, apareciendo en diversos mapas, el nombre de playa de Maspalomas, “Charco” de Maspalomas, barranco de Maspalomas, lomo de Maspalomas y pueblo de Maspalomas.

El pueblo de Juan Grande era llamado “la puerta del desierto”; debido a la aridez del paisaje costero hasta Arguineguín. En medio de este terreno yermo, como si de una joya se tratase, nos encontramos con las Dunas de Maspalomas formadas por un sistema dunar de origen marino y un oasis, en el que destaca el Charco de aguas salobres y, la flora y fauna que se desarrolla en sus alrededores, resaltando el palmeral. El resto era un lugar pedregoso donde predominaban los cardones y las tabaibas.

Esta zona ha sido poblada desde época por los aborígenes canarios, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos encontrados en la necrópolis del Lomo de Maspalomas (fechas que oscilan entre los siglos X y XV), cerca del poblado aborigen de Lomo Perera, o las típicas casas aborígenes que se ubican en la costa: como la Punta de Mujeres, las Meloneras, Montaña Arena o el Llanillo. Toda esta zona pertenecía en el momento de la conquista, al guanartemato (reino) de Telde. Los “aborígenes de Maspalomas” tenían una economía basada en la explotación de los ganados, cultivos de cereales, la pesca (marisco y pescado) y el aprovechamiento de todo lo que la naturaleza proveía en el Oasis de Maspalomas.

En 1477 faltaban por conquistar La Palma, Tenerife y Gran Canaria, siendo los Reyes Católicos los que deciden llevar a cabo la misma. La conquista de Gran Canaria comenzó en el año 1478 y concluyó con la rendición de los aborígenes en las cumbres de Tirajana el 29 de abril de 1483. Tras la conquista militar, el conquistador Pedro de Vera, por orden de los Reyes Católicos, se convirtió en el Gobernador o Corregidor. Se constituyó la que sería hasta el siglo XIX la única institución local, el Cabildo o Concejo, para llevar a cabo el reparto de las tierras y aguas de la isla entre los conquistadores y colaboradores. En este reparto, la comarca de Tirajana (y evidentemente Maspalomas) quedó incluida en el tercer distrito, permaneciendo la mayor parte de sus tierras y aguas bajo el poder de la Corona como Pública y Realengas por no haber personas que las reclamasen.

El territorio se había despoblado al huir la población aborigen hacia las cumbres de la isla durante la conquista. Sólo quedaban pastores de ganados, criadores de camellos y algunos agricultores de otras zonas de la isla que ocupaban las tierras clandestinamente.

Además, estas playas de las “Calmas de Maspalomas” servían como puertos naturales y por ello eran transitadas por barcos de todo tipo: barcos pesqueros; barcos que transportaban madera de los bosques del lugar a otros puertos de la isla o fuera de la isla; barcos que hacían la ruta a las indias, como Colón en su cuarto viaje en 1502; o los barcos más famosos de la literatura de aventuras, los barcos piratas. Con respecto a los piratas, hay que decir que estos visitaron la zona desde el siglo XVI hasta el primer tercio del siglo XIX; destacando la visita del holandés Peter Van der Does tras su intento frustrado de invasión de la isla en 1599, quien desembarcó en Maspalomas para enterrar a sus muertos y abastecerse de agua y leña.

A partir de entonces la zona conocida como “Maspaloma” o Maspalomas, comenzó a ser repoblada paulatinamente durante los siglos XVII y XVIII. La búsqueda de nuevos pastos para el ganado, nuevas tierras para el cultivo y el aumento de la población de la isla de Gran Canaria, provocaron que el gobierno de la isla, el Cabildo, concediera nuevas datas. Sin embargo, muchos de estos lotes de tierras eran ilegales por no contar con el consentimiento del Rey de España, como ocurría con la data del “llano del Axulagal”, el origen del pueblo de Maspalomas.

1624: la data del “llano Axulagal” o “Ajulagal”, en el termino de “Maspaloma”, fue concedida por el Cabildo, el 6 de diciembre de 1624 al regidor de la isla Simón Lorenzo Acosta.
1630: Simón Lorenzo Acosta vende a los hermanos Baltasar y Juan Pérez de Villanueva.
1635: la data fue anulada y repuesta, por el visitador y representante de la Corona, Luís Henríquez, quien, en un primer momento, declaró las tierras Públicas y Realengas por no contar con la debida licencia Real, y después permitió la continuación de la explotación de la tierra por temor a la falta de granos para las gentes del lugar.
1680: El problema concluyó cuando el heredero de los hermanos Péres de Villanueva, Mateo Pérez de Villanueva, presionado esta vez por la Audiencia de Canarias, consiguió el título legítimo mediante una real Cédula del Rey Carlos II.

Como se aprecia, pasaron 50 años para que la familia Pérez de Villanueva pudiera disfrutar legalmente de sus propiedades. Estas lindaban al norte con Arteara, al sur con el mar, al oeste con Ayagaures y al este con las Casillas de Lezcano, incluyendo las aguas del barranco de Fataga y el Charco de Maspalomas, con sus pastos y abejeras salvajes. Apartir de entonces Maspalomas y el Charco se convirtieron en una unidad de explotación agraria, el Cortijo de Maspalomas, que iba a permitir el poblamiento progresivo de la zona por colonos.

A principios del siglo XVIII, la Casa Amoreto va a adquirir el Cortijo de Maspalomas, que pasará a formar parte de sus mayorazgos, en los que se encontraban cortijos como el de Juan Grande, Arguineguín o Amurga. La familia Amoreto se convirtió en la principal poseedora de las tierras del sur, y en el año 1785 anexionaran a sus mayorazgos el título de Conde de la Vega Grande de Guadalupe, que había concedido Carlos III en 1777 a don Fernando Bruno del Castillo, esposo de la heredera de la familia Amoreto, Doña María Luisa Amoreto. Desde este momento, Maspalomas pasó a formar parte del Condado de la Vega Grande y el único que mandaba en estas tierras era el Conde, hasta tal punto que no permitía que “ ni se fabricase ni aumentase” el número de vecinos dentro de sus terrenos en el lugar de “Maspaloma”, salvo los medianeros u obreros que trabajaban para el Conde.
Desde entonces la historia del cortijo de Maspalomas ha estado unida a la familia del Conde, y no sólo el pueblo sino el municipio de San Bartolomé de Tirajana y parte de la isla. El Conde de la Vega Grande poseía desde finales del siglo XIX casi de 33 % del territorio del municipio de San Bartolomé de Tirajana, aumentando esta cifra hasta el 37 % en el siglo XX. Sus principales propiedades, por su extensión, se encontraban en el sur, dedicandolas en su totalidad a la explotación agricola y ganadera, hasta la aparición del turísmo.

En 1961, el conde Alejandro del Castillo, convocó el “Concurso Internacional Maspalomas Costa Canaria”, que significaría el comienzo de la promoción como destino turístico de Maspalomas. El concurso lo ganó la empresa francesa Societé Pour L´Etude Tecnique d´Amenagements Planifiés (S.E.T.A.P.), cuyo proyecto era el más respetuoso con el medioambiente, aunque el posterior “boom” turístico alteraría buena parte del medio natural. De la noche a la mañana, la zona conocida como Maspalomas se convirtió en uno de los centros turísticos más importantes de España, borrando su pasado agrario en pocas décadas.

Casco antiguo del pueblo de Maspalomas:

Nos permitimos la licencia de llamar casco antiguo a los edificios históricos y construcciones etnográficas, que quedan en pie y que han desaparecido, en la actual calle Alcalde Marcial Franco, por ser el centro religioso, económico y social del pueblo originario de Maspalomas.
El Almacen de Elder & Fyffes.
El Alpendre.
La Casa del Mayordomo.
Garaje del Conde.
Casa Condal de Maspalomas y ermita.
Casas de trabajadores.
La Pared.
Cuartos de aperos.
La era.
Cuarterias de Buenavista.

“CAMINO DEL CONDE”

Este camino de carácter privado fue transitado, desde el siglo XVIII hasta el siglo XX, por los diferentes condes de la Vega Grande para acceder a sus posesiones sureñas. Se convirtió en la principal vía de comunicación por tierra para la gente que vivía y se desplazaba al extremo sur de la isla, prolongandose desde Agüímes hasta Arguineguín.

Su importancia reside en su influencia como punto de referencia en la urbanización de Maspalomas, puesto que el pueblo tuvo un crecimiento lineal, concentrandose las casas a lo largo de dicho camino. Se convirtió en la principal calle del pueblo y en ella se ubicaban los principales edifícios y gran parte de las casas de los trabajadores del Condado. La calle Alcalde Marcial Franco formó parte del antiguo “Camino del Conde” y es en el único lugar donde podemos, hoy en día, encontrar ciertos edificios en pié del casco antiguo.

También habría que hablar de la desaparecida La Pared, que delimitaba el pueblo. Esto se convirtió en una peculiaridad, puesto que las casas se alineaban en el margen sur del “Camino del Conde”, y la “Pared Blanca” en el margen opuesto, ocultando tras de sí, los campos de cultivo.

CASA CONDAL DE SAN FERNANDO DE MASPALOMAS

Esta casa señorial de dos pisos, es más conocida entre la gente del pueblo como La Casa de doña Candelaria, una de las herederas del Condado de la Vega Grande. No se utilizó como residencia, como es el caso de la Casa Condal de Juan Grande, sino que se usaba ocasionalmente con motivo de la visita del Conde con algún familiar suyo a Maspalomas. La casa, al igual que la ermita, no tiene fecha de construcción, pero por la información que existe se piensa, que es un edificio del siglo XVIII que ha sufrido diferentes intervenciones hasta el siglo XX. En 1985 fue declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias por su interés histórico-artístico, de ahí que se encuentre en perfecto estado, aunque acondicionada como sala de exposiciones.
La casa principal del condado en Maspalomas estaba en una situación estratégica y en sus alrededores se disponían otros edificios anexos y otros lugares de interés etnográfico.

ERMITA DE SAN FERNANDO EL CHICO

Esta ermita de patrono privado responde a las características de una capilla familiar de estilo franciscano que forma parte de la casa señorial, o sea, la Casa Condal. Desde el siglo XVIII hasta el siglo XX, sirvió como lugar de oraciones para los trabajadores del cortijo de Maspalomas y para los dueños del mismo en sus visitas al lugar. En su interior se encuentran las imágenes de San Isidro Labrador y San Fernando el Chico, principal santo del pueblo que da nombre a la ermita. El estado de conservación es bastante bueno, aunque su acceso está restringido puesto que continua siendo privada.

RECINTO ANEXO A LA CASA CONDAL

En el lado Este de la casa se encontraba el portalón de entrada, que a su vez se utilizaba para entrar a un recinto anexo donde encontrábamos los cuartos de aperos, el garaje del Conde o Mayordomo y la Casa del Mayordomo Marcial Franco. En el presente no existe ninguna de estas edificaciones y en su lugar se han fabricado edificios.

Cuartos de aperos:

Estas dependencias, cuya antigüedad no ha podido determinarse, se situaban en línea junto a la Casa Condal, a lo largo del “Camino del Conde” y colindando por el otro lado con el alpendre. Tenían la función de servir de almacén de herramientas de trabajo y de algunos productos agrícolas. Esta construcción desapareció en la década de los setenta debido a un incendio que también afectó a la Casa del Mayordomo.

Casa del Mayordomo:

Dicha casa terrera fue construida a mediados del siglo XX por Don Marcial Franco, Mayordomo del Conde y Alcalde de San Bartolomé de Tirajana. Se situaba dentro del recinto anexo a la casa señorial, donde también se encontraba el garaje. A la vez, todo el recinto estaba amurallado y cerrado, incluyendo La Casa Condal, dando un aspecto de fortín hacia el exterior. Esta casa tuvo que ser derruida tras el incendio que afectó a los cuartos de aperos.

El garaje del Conde:

El Condado de la Vega Grande poseía desde la fundación del Condado en 1777, un carruaje que se utilizaba para trasladar a la aristocrática familia, por lo que podemos pensar que este garaje funcionara como tal desde el siglo XIX. Con posterioridad, ya bien entrado el siglo XX, el carruaje tirado por animales fue sustituido por el automóvil, y el garaje era utilizado también por el mayordomo Marcial Franco; por lo que muchos lugareños lo recuerdan como el garaje del Mayordomo.

LA ERA

Frente a la Casa Condal, La Pared se desviaba de su trayectoria lineal para descubrir un espacio con forma de herradura dedicado al trillado de los cereales: la era. Allí se llevaban el trigo, la cebada y el millo recogidos para ser trillados y así obtener el grano, que tras su paso por el molino de agua de El Lomo, se convertirían en harina o gofio. En esta labor se utilizaban mulas y bueyes principalmente. Su actividad se remonta desde el siglo XVIII hasta la década de los sesenta del siglo XX.

Entre la era y la casa del condado, encontrámos La Prensa, llamados así, jocosamente, dos grandes troncos de pino canario donde los trabajadores del cortijo iban a recibir “las noticias”, o sea, las órdenes del conde o el mayordomo. También era un punto de reunión y descanso donde informarse sobre lo que acontecía en el pueblo.

EL ALPENDRE o “Alpendre del Amo”

Actualmente, este edificio sigue en pie, pero funcionando como restaurante y casa, por lo que es lógico que haya sufrido distintas modificaciones que hacen que no se corresponda con la edificación anterior. A pesar de ello su planta es casi la misma y se encuentran en su interior vestigios de su antiguo uso como establo y granero.

EL ALMACÉN DE “FAIFE” (FYFFES) O ELDER & FYFFES LTED. (ALMACEN DEL CONDE)

La compañía inglesa Naviera-Frutera Fyffes, Lted. Se instaló en Gran Canaria a finales del siglo XIX. En Maspalomas, desde finales del siglo XIX, la compañía había alquilado al Condado un almacén situado al lado del “Alprende del Amo”. Esta sucursal fue una de las primeras en el sur, por no decir la primera. Se dedicaba a la recogida, selección y exportación de los tomates, principalmente, y plátanos de la zona. Más tarde, sería el propio conde de la Vega Grande quien se convirtió en exportador utilizando el almacén. En la década de los setenta del siglo XX este edificio también fue destruido.

VIVIENDAS DE LOS COLONOS.

Desde la Casa Condal hasta el actual estadio de fútbol de Maspalomas, a lo largo del “Camino del Conde”, se encontraban las casas de los medianeros, jornaleros, labradores, obreros, etc.. del Conde, que con la llegada del turismo y la especulación del terreno fueron desapareciendo. Por otra parte, no hay que olvidar que el pueblo de Maspalomas ha ido creciendo gracias a la reunión de barrios de casas dispersas como el Lomo, Buenavista o La Corte, llamada así por la presencia de la familía Reyes.

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